El silencio del adolescente. ¿Qué hacer?

Muchos padres y madres nos expresan preocupación y mucho miedo hacia el periodo de la adolescencia. Después de la infancia, que es un periodo relativamente tranquilo, nos encontramos con la montaña rusa del adolescente. En ella se suceden cambios notables ( fisiólogicos, cognitivos y emocionales).

Todos esos cambios suceden con gran rapidez, un día estamos jugando en el parque con nuestro hijo/a, que nos expresa su cariño y necesidad afectiva a todas horas. Poco después, nos encontramos con una persona totalmente aislada de nosotros, que no nos expresa nada emocionalmente y nos responde como mucho con monosílabos (en el mejor de los casos).

Pero qué hacer ante esta nueva situación. Cómo podemos acompañar al adolescente en este proceso y sobre todo cómo gestionarnos internamente a nivel emocional.

En este artículo, intentamos dar las claves a tener en cuenta para poder llevar la situación.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la adolescencia es una fase de transición entre la infancia y la adultez. En esta fase, la persona va a experimentar importantes cambios fisiológicos, cognitivos y emocionales. Va a pasar de la total dependencia de los progenitores a una necesaria autonomía en el plano personal.

Por tanto, el adolescente necesita tener un espacio personal, donde crear, poco a poco, una identidad propia. Y lógicamente, en este espacio no existe cabida para los adultos. El adolescente se sentirá más cercano con su grupo de edad, que estará pasando por las mismas dudas y confusiones.

La construcción de la personalidad adulta

El adolescente está lleno de dudas, cambios y confusiones. Necesitan aclararse y esa es precisamente la razón por la que se cierran en su mundo, en el cúal no podemos entrar los progenitores. Nosotros somos precisamente los que le hemos marcado hasta ahora el camino y de los que necesitan diferenciarse. Así, en general, nos vamos a encontrar con cierto hermetismo, un lenguaje de monosílabos y una actitud defensiva ante las conversaciones. Por otro lado, intentarán gozar de un espacio físico propio (su habitación normalmente) en la que no seremos bienvenidos.

Éste es un proceso natural de construcción de su personalidad. Hay que entender que el adolescente necesita apartarse de nosotros, mental y físicamente. De ahí que empiece a cambiar la manera de vestirse, peinarse, hablar o el tipo de actividades que realiza.

En este periodo surge la importancia hacia el grupo de iguales. Ello se debe a qué es precisamente el grupo de referencia con el que se siente identificado para su crecimiento. De ahí que, para el adolescente, sea tan importante. El grupo de referencia cobrará más importancia que la familia o que otros aspectos de su vida, que los adultos consideramos más importantes.

El grupo marcará notablemente su seguridad, autoestima y autoconcepto.

Cómo actuar durante el periodo de incomunicación del adolescente

En primer lugar conviene saber que hay que respetar cierta distancia con el adolescente. Esperaremos pacientemente a que vaya madurando en su evolución y poco a poco se vaya recuperando la comunicación normal, que transitoriamente se ha perdido. Teniendo en cuenta, claro está, que de este proceso surgirá una persona totalmente diferente, habrá pasado de ser niño a ser adulto.

Respetar la distancia no es facil, ya que observaremos conductas quizás que no aprovamos. Lo ideal es mantener una distancia necesaria con el adolescente, mostrándonos receptivos a escuchar lo que nos quieren explicar. Con toda seguridad va a llegar, porque el adolescente necesita alejarse de nosotros, aunque nos estará siempre observando y pendiente de lo que hacemos.

Ante esto, no caben escusas, si el adolescente nos requiere su atención, tendremos que darsela. No importa si estamos cansados, habrá que darle prioridad sobre todo el resto de cosas. Seguramente, nos van a explicar precisamente lo que no nos interesa, pero les estaremos transmitiendo que aunque respetamos su distancia, nos mantenemos cerca para lo que necesiten.

 

En qué casos no es normal la incomunicación en el adolescente

Hasta ahora hemos estado hablando en términos generales, claro está, hay ciertas situaciones que si nos tienen que preocupar:

  • Si el adolescente está aislado de todo su entorno, también con amigos, hermanos/as, otros familiares o personas de referencia.
  • En caso que el adolescente no va evolucionando, ya que a medida que vaya pasando el tiempo, la incomunicación debería ir remitiendo.
  •  o si vemos que el adolescente pierde la motivación por las actividades que le gustaban (aficiones, deportes, califaciones escolares…), o descubrimos adicciones.
  • el adolescente empieza a sufrir ansiedad, insomnio, comer poco, irritabilidad excesiva, etc.

En estos casos, recomendamos acudir a un profesional. En todo lo demás recomendamos que el adolescente pase por este periodo y se le facilite esta intimidad, mostrándonos receptivos, porqué ello le permitirá ir creando su personalidad.

 

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