Castigo o consecuencia. Diferencias

castigo o consecuencia

Hace poco tuve una consulta de una familia con 2 hijos de 3 y 7 años. La consulta era para preguntarme si era adecuado dar «una zurra» de vez en cuando, no fuerte eso si, pero que sirviera para hacer ver las cosas. Lo que siempre se ha dicho, que siempre es mejor una torta a tiempo. Aquí empezamos a meternos en un tema importante en educación, castigo o consecuencia.

Uno de los progenitores que me consultaban, estaba convencido de que era positivo, «Como siempre se ha hecho». El otro, en cambio, no, y no se ponían de acuerdo, cosa que estaba generando problemas en la pareja, por tanto, con buen criterio decidieron hacer una consulta. Los dos me decían que no castigaban, que ponían consecuencias. Que tipo de consecuencias les pregunté. Me dijeron: «Quitar el postre si no hacía los deberes, quitar los dibujos si no recogía su ropa, o dejarles sin cuento por la noche si se peleaban». Claramente vi que sabían la diferencia entre castigo y consecuencia.

En el siguiente artículo vamos a:

  • Hablar del castigo físico. Se puede utilizar puntualmente. ¿Es efectivo?
  • Diferencias de castigo y consecuencia
  • Y daré 2 ejemplos. Un hermano de 8 años que pega e insulta a su hermana de 6, y una niña de 7 años que nunca se quiere duchar y siempre acaba en bronca.

En primer lugar, el castigo en general y el castigo físico en particular no sirven absolutamente para nada, en cambio es más probable que sean contraproducentes y acaben generando más problemas educativos que resolviéndolos. Más allá de estudios puntuales, probablemente sesgados, un meta análisis realizado por Elizabeth Thomsom Gershoff que podéis consultar es muy claro al respecto. Por tanto, la frase «Un cachete a tiempo bien dado, evita problemas», es totalmente falsa. Por norma, no hay que imponer nunca castigos. Es más probable que con ellos generéis más problemas y no vayáis a lo que está generando el comportamiento que queréis cesar.

Otra cosa muy diferente es la falta de límites, otro de los grandes problemas a que nos enfrentamos, que no tiene nada que ver con castigar o poner consecuencias. Los límites y las normas hay que dejarlas claras y son absolutamente necesarias. Pero de límites hablaremos más adelante.

 

 

Castigo o consecuencia. Diferencias.

La mayoría de consecuencias se puede decir que son las naturales. Por ejemplo, un niño de 6 años sabe que si la sopa echa humo se va a quemar si come, si no abre el paraguas sabe que se va a mojar si llueve, etc . Esto tiene mucha fuerza, y la mayoría de las situaciones serán así. Pero, está claro que habrá cosas que no le podremos dejar hacer, y que el niño no percibirá las consecuencias, por ejemplo, pasar la carretera solo, ir sin casco en la bici, etc. Ahí es donde quizás tengamos que intervenir y aplicar una consecuencia y no un castigo. ¿En qué se distinguen?

  1. Un castigo es un refuerzo negativo. Algo que implica hacer un daño. Si el niño realiza una conducta no adecuada, por ejemplo, no se termina el plato de comida, se queda sin dibujos. En cambio la consecuencia está relacionada con el hecho que lo ha producido. El niño te dice que no va a comer porque no tiene hambre, pues es lógico que tampoco tenga postre, porque no tiene hambre. Es una consecuencia y guarda Relación. Si se le explica adecuadamente al niño la relación, lo va a entender perfectamente
  2. El castigo se suele producir improvisadamente en el momento más caldeado. Ello implica que las formas no serán las más adecuadas. Nos habremos metido en un problema. Las formas indudablemente nos hacen perder toda la carga educativa de lo que estamos diciendo, y además tiene una carga emocional que nos podemos ahorrar. En cambio, una consecuencia es necesariamente respetuosa con el niño, vamos a pronunciarnos sin alterarnos, con lo cual el mensaje será mucho más potente. Si estamos aplicando una consecuencia acaloradamente, deja de ser consecuencia inevitablemente y pasa a ser castigo y por tanto ineficaz.
  3. Un castigo, por lo improvisado, es desproporcionado, por tanto es poco razonable. Pensar en caliente no es bueno, por tanto hace que no sea racional y más que probablemente nos equivoquemos en su proporción. Eso nos colocará más tarde en un difícil tesitura. Si lo mantenemos, nos vamos a sentir mal y si lo quitamos estaremos pensando que estamos que en el futuro no nos hará caso. En cambio una consecuencia nunca es improvisada y por tanto es mucho más razonada. Hemos pensado en ella previamente y no hace que nos enfrentemos a esta problemática.
  4. Un castigo se avisará o no previamente, pero una consecuencia siempre se hablará previamente con naturalidad. Por tanto, las normas quedarán claras.

En el video explicativo voy a hablar de dos ejemplos concretos:

  • Un niño de 8 años que insulta y pega a su hermana de 6
  • Una niña de 12 años que no se quiere duchar

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