Hipocondría o miedo a la enfermedad

Hipocondría

Hipocondría. Estos días, de confinamiento y pandemia, es probable que nos hayamos sentido mal algunas veces, que hayamos tenido la sensación de estar enfermos. ¿Cuántas veces has pensado que habías contraído el virus?. Pero ¿sentir esto es normal? Delante de una situación así, hay más peligro de desarrollar una hipocondría?. ¿Qué las diferencian?

Diferencia entre hipocondría con miedo a la enfermedad

En el manual de diagnóstico de clasificación de las enfermedades mentales se habla más precisamente de miedo a la enfermedad, que engloba todo tipo de miedo relacionado con las enfermedades. En cambio, la hipocondría implica tener la certeza de estar padeciendo la enfermedad.

Por tanto, el término miedo a la enfermedad engloba al de hipocondría, que únicamente haría referencia a aquellas personas que tienen la absoluta certeza de estar padeciendo la enfermedad.

Es decir, se trata de una preocupación excesiva por unos síntomas que implican la certeza de padecer una enfermedad o de padecerla en el futuro. Esa certeza implica un desorden en la vida normal de la persona. No puede seguir normalmente su vida porque está tan preocupada por esos síntomas, que el resto de actividades de su vida quedan de lado. Esto si lo pensamos detenidamente es normal.

Una persona con la certeza de padecer una enfermedad, que es grave o muy grave (normalmente puede implicar la muerte o mucho dolor) no se preocupará por su vida cotidiana, ya que esta certeza sobrepasa cualquier otro tipo de implicación.

Miedo a la enfermedad. Síntomas.

Obviamente, el miedo a la enfermedad llevará aparejados síntomas de ansiedad. Pero que síntomas tendrá:

  • Aumento de latido cardíaco. Palpitaciones.
  • Sensación de ahogo
  • Sensación de mareo. Visión de túnel.
  • y otros típicos síntomas de la ansiedad

Ahora bien, para tratarlo como miedo a la enfermedad, estos síntomas se tendrán que dar durante al menos 6 meses.

Normalmente, en el miedo a la enfermedad existe una causa generadora. Pueden ser unos padres excesivamente preocupados por la enfermedad, o un suceso de enfermedad o maltrato físico durante la niñez, o algún punto de activación. No se considera en ningún caso que exista un factor biológico o genético. Esto es muy importante, ya que se puede tratar psicológicamente, sin farmacología alguna, aunque según el caso, será recomendable.

El círculo vicioso y su retroalimentación.

La enfermedad empieza por una serie de sensaciones corporales, como puede ser un picor, un ligero mareo, unas simples ojeras que pueda observar la persona, un tono del color de piel, un malestar gástrico. Cualquier sensación.

Esta o estas sensaciones corporales van a generar en la persona una preocupación, que le va a empezar a ocupar mucho tiempo de su vida. Tanto que va a consultar en google, va a consultar con otras personas, se va a meter en foros, hasta que va a llegar al médico, ya que su ansiedad va a ir creciendo. El médico le hará un chequeo y muy probablemente le dirá que no tiene ningún problema. Esto le aliviará, pero será un alivio momentáneo.

Seguidamente, se preguntará por si el médico se ha equivocado, y localizará errores médicos en los diagnósticos. Esto le va a llevar a una terrible frustración, ya que no va a encontrar respuesta a sus preocupaciones. Ello va a implicar un descenso importante de la autoestima.

El círculo de la hipocondría

Esa frustración le llevará a la certeza de que padece o va a padecer la enfermedad, pero no se la localizan a nivel médico. Por tanto, la persona va a tener unos importantes síntomas de ansiedad que se van a convertir en supuestos síntomas de la enfermedad, y volvemos a la preocupación, que se hace mucho mayor.

De este círculo se puede salir, pero normalmente va a hacer falta ayuda.

Jordi Martínez psicólogo
Jordi Martínez, psicólogo

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